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Los ecosistemas se han visto afectados por
contaminación natural y antrópica que rebasa la capacidad de resiliencia de los
mismos. Una gran diversidad de agentes químicos se liberan de manera continua
al ambiente, los cuales se depositan y acumulan en las matrices ambientales y la
biota. La magnitud de dicha bioacumulación no sólo afecta las matrices
ambientales y/o sus productos, sino que a su vez implica la transferencia trófica
potencial de estos contaminantes, lo que representa un riesgo para todos los
organismos del ecosistema.
Esta LGAC aborda el diagnóstico de diversos escenarios generados por las
actividades naturales y antrópicas, que causan desequilibrio ecológico, daños a la
salud y a los ecosistemas, a fin de evitar o reducir al mínimo sus efectos
negativos. Las investigaciones de esta LGAC están orientadas a identificar el tipo
y magnitud de los contaminantes en las matrices ambientales, las fuentes que los
generan, analizar las rutas de dispersión, movilidad y retención en el ambiente, a través del estudio de procesos físicos, químicos, biológicos, fenómenos de
transporte de masa, así como la interrelación entre las diferentes matrices. El conocimiento generado, permitirá una evaluación objetiva del impacto ambiental
y/o riesgo potencial sobre los seres vivos, con la finalidad de producir información
relevante para que, asociada con investigaciones de la otra LGAC del PE, permita
proponer estrategias de prevención y/o remediación que mejoren la calidad de los ecosistemas. |
Vinculación |
Esta LGAC se enfoca a estudiar la
calidad del suelo y sus parámetros de referencia, los cuales se pueden ligar al
concepto de funcionalidad del ecosistema, ya que integra e interconecta los
componentes y procesos biológicos, químicos y físicos de un suelo, en una
situación determinada. Desde una perspectiva ecológica, este concepto refleja la
capacidad que tiene un suelo para funcionar dentro de los límites del ecosistema
agrícola o forestal, para sostener o mejorar la productividad de plantas y animales,
la calidad del aire y del agua para sostener la salud humana y el hábitat. La
calidad del suelo es dinámica y puede cambiar en el corto plazo, de acuerdo con
el uso y prácticas de manejo, de tal manera que para conservarla es necesario
implementar prácticas sustentables en el tiempo. La evaluación de la calidad del
suelo permite entender y revertir parte del deterioro en la funcionalidad del
ecosistema, como sucede con: la pérdida de suelos por erosión, deforestación,
depósito de sedimento por viento e inundaciones en las partes bajas, reducción de
la infiltración, compactación de la capa superficial del suelo, pérdida de
nutrimentos, efecto de la presencia de pesticidas, cambios en el pH, aumento de
la solubilidad de metales pesados, pérdida de materia orgánica, reducción de la
actividad biológica, infestación de organismos patógenos y reducción de la calidad
de agua.
La LGAC desarrolla proyectos enfocados a mejorar la productividad de los
sistemas agrícolas y forestales al preservar la calidad del suelo, así como de otros
factores ecológicos del sitio, que intervienen en la sustentabilidad del mismo. Es a
través de la generación de: a) tecnologías de producción agrícola y forestal
ambientalmente adecuadas; por ejemplo, compostaje, b) proyectos de evaluación
del impacto de la actividad antrópica sobre los suelos agrícolas, c) el desarrollo de
prácticas de manejo que mantengan la integridad funcional y productiva de los
suelos agrícola y forestal, d) evaluación de la biota microbiana de los suelos,
haciendo énfasis en los hongos endomicorrízicos arbusculares, e) conducir proyectos para enfrentar los efectos del cambio climático y f) enfatizando en las áreas deforestadas o sitios agrícolas abandonados para mejorar la calidad del
suelo se puede elegir a la mejor especie arbórea, arbusto o herbácea,
considerando la capacidad de adaptabilidad de dicho germoplasma; de manera
más específica por medio de programas de mejora con especies locales, que
permitan un aprovechamiento y un manejo idóneo de los recursos genéticos de la
región. Por lo que, la perspectiva de que la protección, conservación y
aprovechamiento de los recursos naturales permitirá entender que el crecimiento
económico y la justicia social pueden ser perfectamente compatibles.
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